miércoles, 11 de abril de 2012

II. INSTRUCCIONES Y ACLARACIONES.

                   1En fin, hermanos, esto os pido con insistencia por el Señor Jesús: ya que aprendisteis de nosotros cómo debéis portaros para agradar a Dios y ya que os portáis así, que sigáis progresando.
                         2Conocéis bien las instrucciones que os dimos en nombre del Señor Jesús: 3Dios quiere que viváis consagrados a él, que os apartéis del libertinaje, 4que sepa cada cual controlar su propio cuerpo santa y respetuosamente, 5sin dejarse arrastrar por la pasión, como los paganos que no conocen a Dios, 6para no ofender ni engañar a su hermano en este asunto, porque el Señor venga todo eso como ya os dijimos y aseguramos. 7Dios no nos llamó a la inmoralidad, sino a una vida consagrada; 8por consiguiente, quien rechaza estas instrucciones, no rechaza a un hombre, sino a Dios, el que os da su Espíritu Santo.
                        9Acerca del cariño de hermanos no necesitáis que os escriba, Dios mismo os enseña a amaros unos a otros, 10y ya lo practicáis con todos los hermanos de Macedonia entera; pero os exhortamos, hermanos, a seguir progresando, 11a poner todo ahínco en conservar la calma, en ocuparos de vuestros asuntos y trabajar con vuestras manos según nuestras instrucciones; 12así vuestro proceder será correcto ante los de fuera y no tendréis necesidad de nadie.

EXPLICACIÓN.

1-12.       No detenerse, la vida cristiana es crecimiento. Se remite a la instrucción que recibieron de él y a la que han respondido (4,1).

               Especifica sus instrucciones anteriores insistiendo en la moralidad, para salir al paso del desprecio judío por los paganos, que no tenían la Ley (2-5). Que viváis consagrados a él, lit. "vuestra consagración" (3), abstracto por concreto, cf. v.7; controlar su propio cuerpo (4), sentido más probable que "buscarse su propia mujer"; Pablo quiere evitar los escándalos en la comunidad; los paganos que no conocen a Dios (5), cf. Sal 79,6; Jr 10,25. La inmoralidad, que lleva a ofender y causar daño a otros y produce desunión en la comunidad (6), y la vida consagrada, la que se desarrolla en la esfera del Espíritu/amor, son incompatibles (cf. Gál 5,19-24) (7-8).

               Elogio del amor de los tesalonicenses, a que los impulsa el Espíritu (Dios mismo os enseña) y que irradia desde su comunidad (9). De nuevo los estimula a crecer, sin duda en el amor (10), e intenta corregir el comportamiento de algunos, debido probablemente a la expectación de la inminente venida del Señor (cf. 4,13-5,11): conservar la calma, no estar agitados por esta expectación; ocuparse de sus asuntos, no descuidar las exigencias de la vida práctica; trabajar, no renunciar a ganarse la vida; (11); tal conducta extravagante les haría perder crédito ante los paganos; por otra parte, los forzaría a estar pidiendo ayuda a los demás para poder subsistir.

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